viernes, 6 de noviembre de 2009

La Revolucón en Gómez Palacio

Ataque a Gómez Palacio-CONTINÚA EL COMBATE EN SACRAMENTO


22 Marzo 1914(Hermanos Aguirre Benavides)
CONTINÚA EL COMBATE EN SACRAMENTO. LOS CORONELES RODRÍGUEZ Y GARCIA HERIDOS. SE ORGANIZAN FUERZAS DE INFANTERIA.PRIMER ASALTO A GOMEZ PALACIO.

A las cinco de la mañana las fuerzas del centro siguen su marcha en línea desplegada por la vía del ferrocarril hacia Gómez Palacio distante 37 kilómetros. El General en Jefe con su Estado Mayor, permanece en Bermejillo hasta las 11 a. m. (Véase plano núm. 2 al final del libro.)
A las 8 a. m., llega procedente de Sacramento el Coronel Trinidad Rodríguez, y aunque se encuentra herido por dos balas que le atravesaron la caja del cuerpo, se manifiesta entero y animoso, sintiendo sólo que su Brigada haya sido tan castigada. Informa de la verdadera situación del combate en Sacramente, y asegura que el enemigo será derrotado a pesar de haber recibido un nuevo y grande refuerzo de Torreón; que a su salida del campo de operaciones, vio llegar las fuerzas del General Hernández, y confirma la rendición de un Escuadrón del enemigo, que se pasó a nuestras filas con todos sus pertrechos. Llega también gravemente herido el Coronel Máximo García, Jefe de la Brigada Madero; su estado inspira serios temores, por haber recibido una herida en el vientre.
El Señor General Villa, seguro de encontrar ocultos gran número de soldados dentro de los 15 trenes de la poderosa División, ordena que todos los individuos útiles y armados se organicen en batallones. El efecto supera a lo que se esperaba, pues resultan 1500 hombres perfectamente armados y municionados. Violentamente, con ese gran número de infantes, se organizan tres batallones, embarcando dos de ellos en el tren del Cuartel General y dejando el tercero para que guarnezca la plaza de Bermejillo, a las órdenes de los Mayores Antonio San Román y Carlos Ugartechea. El tren del Cuartel General se pone: en movimiento a fin de alcanzar las fuerzas que ya tenían varias horas de camino. Concentradas todas las fuerzas en Santa Clara, se continúa la marcha; y entonces, el espectáculo que se presenta a los ojos del observador es imponente: el ala derecha, formada por las Brigadas González Ortega y Benito Juárez, se extiende en línea de tiradores en un campo no menor de cinco kilómetros; el ala izquierda, ocupando también una extensión como de cinco kilómetros, la forman la Brigada Villa y parte de la Brigada Juárez de Durango; y la Brigada Guadalupe Victoria; el centro es ocupado por los dos Regimientos de Artillería y los dos batallones de infantería de que se habló antes, comandados por el Teniente Coronel Santiago Ramírez. El enemigo ha reconcentrado sus avanzadas y ha destruido la vía férrea desde Estación Noé hasta las puertas de Ciudad Gómez Palacio. Con este motivo, los trenes del Cuartel General, Brigada Sanitaria y Provisiones, se quedan en la Estación antes mencionada. A las seis de la tarde, se avista el enemigo en las afueras de la ciudad notándose que precipitadamente va a hacerse fuerte en los reductos construidos al efecto.
El plan de ataque concertado es bien sencillo: cuando falten cuatro kilómetros para llegar a los suburbios de la ciudad, nuestras fuerzas deben hacer alto, desmontar, encadenar la caballada y, mientras nuestra artillería bombardee las posiciones enemigas, avanzar en línea de tiradores protegidos por la misma. Pero como quiera que la marcha se retardó una hora y el enemigo abrió sus fuegos de cañón desde un punto oculto, y antes que nuestra artillería funcionara, las fuerzas se entusiasmaron; y primero al trote, luego al galope y, finalmente a la carrera, da un formidable asalto en medio de un nutrido fuego de cañón. Desde el primer momento, nuestras fuerzas se apoderan de los suburbios de la ciudad. Se entabla un duelo a muerte, terriblemente mortífero para ambos combatientes. La primera granada enemiga dió muerte a Odilón Pérez, valiente capitán primero de Estado Mayor General. La segunda hirió al Teniente Coronel Saúl Navarro, de la Brigada Villa y a algunos soldados más. Nuestra artillería calla por temor de hacer daño a los nuestros, que llenos de entusiasmo estaban ya dentro de la ciudad. La circunstancia de marchar muchos amontonados por el centro de la vía, de ir no pocos bisoños, de que los federales contaban con muy buenas posiciones y tenían perfectamente estudiado el tiro, hizo que en el primer asalto resultaran como 70 muertos y 200 heridos. Continúa el combate muy impetuoso; toda la noche se lucha dentro de la ciudad. Un cañón enemigo, colocado en el centro de La Pila, conocido también con el nombre de Trincheras, no cesa de hacer fuego sobre la ciudad. El General Herrera, acompañado de su Estado Mayor, sufre mortífero fuego de este punto. Varios de sus oficiales son muertos y casi todos heridos. A él le matan su caballo. Milagrosamente escapa el señor Brigadier.


Ataque a Gómez Palacio. 23 de marzo de 1014

LA ARTILLERIA EMPLAZADA.--NOTABLE CARGA DE CABALLERIA DADA POR EL GRAL. VILLA Y EL JEFE DE SU ESCOLTA, TENIENTE CORONEL JESUS M. RIOS.--TOMA DE SACRAMENTO.
A las seis de la mañana quedó emplazada la artillería de grueso calibre al mando directo del Coronel Servín, y una batería Canet al mando del Coronel Santibáñez, en la falda del cerro San Ignacio. El General Ángeles, por su parte, manda también, directamente, una batería que es colocada al lado izquierdo de la vía del Central, entre Estación Vergel y Gómez Palacio. Desde luego se nota que sus fuegos son certeros sobre las posiciones enemigas. Los federales estaban perfectamente atrincherados en el Cerro de La Pila, La Jabonera, la Casa Redonda y las casas del rumbo del Norte, situadas a extramuros de la ciudad. Aparte de esto y por el mismo rumbo, tenía fortificaciones perfectamente bien situadas. Resulta herido de suma gravedad el Teniente Coronel Presbítero Triana, Jefe de Estado Mayor de la Brigada Benito Juárez.

7 a. m.?El Señor General Herrera recibe orden de atacar Ciudad Lerdo y se dirige a aquella plaza, encadenando su caballada junto al Cerro de San Ignacio. A las 8 de la mañana la artillería mandada por el Coronel Santibáñez, bombardea el Cerro de Trincheras y parte de Ciudad Gómez Palacio; y mientras tanto el Señor General Villa, acompañado de su escolta, da el sostén a los cañones. En el patio de la Estación de Gómez, una máquina hace movimientos. Poco después el General Herrera abre el fuego sobre Ciudad Lerdo; pero al ver el Sr. General en Jefe que el Gral. Herrera va a ser flanqueado por el enemigo que ataca en número superior y que puede correr peligro nuestra artillería, seguido de toda su escolta da una violenta y vigorosa carga de caballería. Y es tan grande y tan potente el empuje de los soldados que frenéticos siguen al Señor General en Jefe, contagiados de su valentía, que no se detienen ante las balas enemigas; y desafiando todo peligro acometen furiosamente arrollándolo todo y haciendo huir en precipitada fuga a los adversarios que no pueden contenerse y se dispersan en el desorden más completo. Algún tiempo después, y cuando los jinetes enemigos huían en dispersión, cesó el fuego y el General Herrera fue a tomar posiciones muy cerca de los suburbios de Lerdo, dispuesto para el combate de la noche. Se asegura que en esa formidable carga de caballería, sostenida por el General en Jefe y el Jefe de su escolta, Teniente Coronel Jesús Ríos, murió Federico Reyna, General de los irregulares Huertistas.

Son las once de la mañana. Nuestras bajas durante la noche pueden calcularse en 125 muertos y 315 heridos; y siguen llegando de los últimos, pues el combate continúa muy encarnizado. Refuerzos de Sacramento les llegan a los federales y los animan grandemente. Con esto, logran rechazar a los nuestros, quienes se retiran con el fin de rehacerse, dejando en el campo nada más las fuerzas de servicio y la artillería. En la tarde sólo hay ligeros tiroteos; y la artillería de unos y otros hace pocos disparos. En la noche precedente, los federales intentaron salir dos veces de sus posiciones; pero fueron vigorosamente rechazados por los constitucionalistas.
Al anochecer, ligero tiroteo, quedando cada cual en sus posiciones primitivas. El Cuartel General recibe por fin el parte de que ayer a las nueve de la mañana terminó el combate de Sacramento; el enemigo tuvo poco más o menos como trescientas bajas, aparte de algunos prisioneros, más cuarenta hombres, que, como dijimos antes, se pasaron a nuestras filas con todos sus pertrechos. Por nuestra parte resultaron 50 muertos y 95 heridos Entre los primeros esta el Teniente Coronel Cipriano Puente El enemigo, al escapar de Sacramento quiso hacerse fuerte en El Porvenir., Nuevamente fue atacado allí, con la mayor pujanza, y entonces tuvo necesidad de huir precipitadamente a Gómez Palacio, perdiendo tres trenes de provisiones que cayeron en manos de los Señores Generales Aguirre Benavides y Hernández Inmediatamente después de esa acción un Regimiento de aquellas fuerzas, por orden del General Benavides, destruyo la vía férrea entre Jameson y San Pedro, con la recomendación de continuar esa misma operación hasta Estación Hipólito Esta delicada e importante comisión le fue conferida al Señor Coronel Toribio V de los Santos, a la vez que se le designo para ocupar la plaza de San Pedro de las Colonias El General Benavides, con su columna, salió en seguida en auxilio de nuestras fuerzas comprometidas en Gómez Palacio, y en la noche de este día acampé en Estación Jameson a corta distancia del Cuartel General enemigo. El General en Jefe se muestra satisfecho por la conducta que , observaron las fuerzas de la izquierda. , A las 9 de la noche, la extrema derecha, al mandando del General Herrera, asalta vigorosamente y toma la plaza de Lerdo


Ataque a Gómez Palacio-24 marzo-1914


Cerca de cuatro mil hombres al campamento del EL Vergel. También la artillería se reconcentra en el mismo punto a fin de alistarse para todo movimiento. A las 9 a.m, se efectúa una Junta de Generales y se discuten los planes para el asalto que debe efectuarse en la noche, El enemigo pretende bombardear uno de nuestros trenes de reparaciones y no tiene éxito Parece que los federales pretenden hacer una exploración a efecto de que nuestra artillería se descubra. A las 9.30 el Cuartel General tiene noticia de que el enemigo ha salido de Gómez Palacio rumbo a nuestro campamento a atacar nuestra base de operaciones, según el decir de unos: y según otros, que se va retirando rumbo a Torreón. El señor General Villa, a fin de convencerse, manda que ensillen los soldados en su escolta ordenando el avance de 500 hombres de la Brigada Zaragoza con objeto de reforzar nuestro frente. El General Maclovio Herrera, personalmente, rinde parte de las operaciones efectuadas por su Brigada la noche anterior, en la derecha. Recibe órdenes de pertrechar su gente y estar listo: para las tres de la tarde. Obrará en el próximo combate en combinación con las Brigadas Morelos y Villa, en el ala derecha. Durante el día hubo ligeros tiroteos; y los federales dispararon algunos cañonazos sobre nuestro campo, pero. Afortunadamente sin causar daño alguno. Los Generales Calixto Contreras y Severino Ceniceros reciben orden de mover su gente de Pedriceña a Avilés; el General Robles, de Picardías a La Perla, y el General Mariano Arrieta, de Santiago Papasquiaro a este campamento. Todos serán municionados convenientemente en cuanto se hallen cerca. El Jefe accidental de la Brigada Robles, recibe también la orden de destruir la vía férrea entre Torreón y Parras. Sábese que en cuanto el Señor General Robles, que estaba en Durango, tiene noticia de que la División se ha acercado a Gómez Palacio, dispone su inmediata salida con este rumbo a fin de no escatimar su importante y. valiosa ayuda.



Ataque al Cerro de la Pila-25 marzo 1914(Hermanos Aguirre Benavides).
DUELO DE ARTILLERIA.--SEGUNDO ASALTO A GOMEZ PALACIO.--NOTABLE ASALTO AL CERRO DE LA PILA.--DOSCIENTOS MUERTOS EN UNA HORA.
La mañana se pasó relativamente tranquila. Se están ultimando los preparativos para el asalto que deberá efectuarse en la noche de hoy. A las tres de la tarde salen las fuerzas en dispositivo de ataque y una hora después estalla el primer cañonazo, durando el duelo de artillería hasta las siete de la noche. El Niño dispara tres cañonazos que hacen blanco en uno de los fortines del cerro de La Pila. Los federales cañonean a nuestro primer tren explorador y no logran hacer blanco, a pesar de encontrarse a tres kilómetros de sus posiciones. A las cinco de la tarde llega el Sr. Gral. Tomás Urbina con 160 hombres. Ya habiendo obscurecido llega el Sr. Gral. Severino Ceniceros con una escolta de doscientos hombres, indicando que el General Contreras entrará por Ciudad Lerdo. La derecha, mandada por los Generales José Rodríguez, Urbina y Herrera, asalta vigorosamente el cerro de La Pila, arrebatando a los enemigos dos de las cinco posiciones artilladas que tenían en lo alto de dicho cerro. Luego la extrema derecha, al mando de Herrera se apodera de la parte comprendida entre Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, de donde huye el enemigo reconcentrándose a Gómez Palacio. El centro, lo forman las Brigadas González Ortega y Guadalupe Victoria que se batieron bizarramente teniendo un efectivo como de 2,400 hombres. Desgraciadamente el ataque no tuvo el resultado apetecido, debido a que el ala izquierda entró en acción hasta la una de la mañana. Formaron el ala izquierda las Brigadas Hernández y Zaragoza. Se debió esto a que por no perder el contacto avanzaron con suma lentitud: así es que a la una de la mañana que se lanzaron al asalto, ya las fuerzas de la derecha estaban rendidas de fatiga y no pudieron secundar aquel empuje vigoroso de la izquierda. Fue realmente notable la ardentía con que se batieron estas últimas fuerzas de la derecha al comenzar la noche; y también fue digno de llamar la atención el movimiento que hizo la artillería recorriendo un gran arco de círculo frente al Cerro de La Pila.
Imponente y aterrador es el espectáculo del asalto por nuestros soldados al Cerro de la Pila. Empezó a las 8.45 de la noche. Apenas se había iniciado, y ya era ensordecedor el estrépito de la fusilería, de los gruesos cañones, de las terribles bombas de dinamita y de las mortíferas ametralladoras. El ruido producido, podría compararse con el del mar embravecido o el de furioso torrente que se despeña entre las rocas sacando los árboles de cuajo. Ni un solo momento, mientras duró el asalto, pudo reinar la oscuridad en el cerro, pues que en todo instante lo iluminaban siniestramente los fogonazos de aquellos luchadores estoicos y bravíos. Y la columna asaltante, primero en la llanura, muy presto en la falda del cerro, luego a la mitad, por fin en lo alto, avanza arrolladora e incontenible, por más que fuera impetuosa y desesperada la defensa. Y a la hora justa de que comenzara el asalto, las fuerzas constitucionalistas coronaban el cerro tan vigorosamente disputado por los contendientes. Y entonces, ya en la cumbre, vinieron a registrarse actos de supremo denuedo, acciones que escapan a la observación más minuciosa; pero que deben consignarse para ejemplo de los que nos sucedan. Entre otros, hemos visto a los constitucionalistas llegar hasta el pié de los reductos, meter la boca del fusil por las aspilleras, disparar hacia dentro, desafiando el fuego certero y mortífero de los defensores. Un soldado de nuestras fuerzas pudo meter la mano por la aspillera coger la boca de un fusil enemigo y arrebatarlo vigorosamente dejando inerme a su contrario. Dentro del fortín, certeramente cañoneado por el Coronel Santibáñez, había 11 soldados federales y un oficial; murieron los soldados a manos de los nuestros, y apenas si el oficial, fingiéndose muerto pudo escapar
con vida trabajosamente. Los doce hombres a que nos referimos se metieron dentro del fortín cuando ya no les fue posible salir huyendo en compañía de los otros federales que antes habían defendido las posiciones. En este asalto terrible y magnífico perdió la vida el General Ricardo Peña y salió herido el General Eduardo Ocaranza. En concepto de los que esto escriben, el asalto al cerro de La Pila es la más grande de las acciones de guerra que se registra en nuestra historia revolucionaria a partir de 1910. Dos mil hombres atacan un cerro no más largo que un kilómetro, con una inclinación de 30 grados, perfectamente afortinado en su cumbre y falda y defendido por más de 500 hombres, 4 cañones, 8 ametralladoras y sostenido por el Fuerte de Santa Rosa y las baterías de Gómez Palacio.

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